La moringa (Moringa oleifera), conocida también como “árbol milagroso” o “árbol de la vida”, es una planta reconocida mundialmente por su extraordinario valor nutricional y sus múltiples propiedades medicinales. Originaria del norte de la India, ha sido utilizada por siglos en la medicina tradicional para tratar una amplia variedad de afecciones, desde la anemia y la hipertensión, hasta enfermedades inflamatorias, digestivas, metabólicas y de la piel. Actualmente, su uso se ha extendido a diversas culturas, tanto en forma de té, polvo, cápsulas o en aplicaciones culinarias.
Su perfil nutricional es notable: las hojas secas de moringa contienen proteínas completas con todos los aminoácidos esenciales, además de vitaminas A, C, E y del grupo B. Aporta minerales como calcio, hierro, magnesio y potasio, además de compuestos bioactivos como antioxidantes, flavonoides y polifenoles con efectos antiinflamatorios, inmunoestimulantes y desintoxicantes.
Receta de infusión concentrada de moringa
Una de las formas más eficaces de aprovechar los beneficios de la moringa es mediante una infusión concentrada, ideal para consumir en ayunas o entre comidas como bebida medicinal.
Ingredientes:
- 50 g de hojas secas de moringa, preferiblemente recién molidas y libres de tallos gruesos.
- 1 litro de agua filtrada o de manantial.
- 20 g de jengibre fresco en rodajas (opcional).
- 1 rama de canela (5–7 cm).
- 1 cucharadita de cúrcuma en polvo o 20 g de raíz fresca rallada.
- Jugo de 1 limón (aprox. 30 ml).
- 2–3 cucharadas de miel pura (opcional).
Preparación
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