De 1958 a 1965 se inició en el semanario de ficción Cuero Crudo. El trabajo no supuso un gran desafío para Eastwood, pero sí le ofreció una nueva oportunidad en el cine. Y esta vez no lo desperdició. El director italiano Sergio Leone contaba con él para protagonizar Por un puñado de dólares (1964), un spaghetti western filmado en España y en el que Eastwood construyó su imagen de hombre melancólico, serio y solitario.
La película fue un éxito mundial y este hombre anónimo vestido con poncho, sombrero y un cigarrillo eterno regresó en otras dos películas: La muerte tuvo un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966), incluida en el famosa trilogía del dólar. Una anécdota ilustra la posición de Eastwood en este momento: era el propio intérprete quien vestía el vestuario de la película (cigarrillos incluidos). Al final de la era Sergio Leone, Eastwood ya era uno de los jugadores del momento, pero aún necesitaba un pequeño salto para convertirse en una estrella brillante.
De policía brutal a director consagrado
Desde el comienzo de su carrera como actor, Eastwood se sintió atraído por la dirección. En el set, siguió atentamente los movimientos de los realizadores para, un día, ponerse detrás de la cámara.
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