Una de las primeras cosas que puedes hacer es sustituir la harina blanca por harina integral o avena. Estas harinas tienen más fibra y nutrientes que la harina blanca, lo que significa que son más sanas y aportan más saciedad.
Si la receta lleva leche entera, puedes sustituirla por leche desnatada o leche de almendras. La leche entera tiene más grasa y calorías que la desnatada y la leche de almendras es una opción sin lactosa para los intolerantes.
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Otra sustitución sencilla es sustituir el azúcar por edulcorantes naturales como la miel o el azúcar moreno. Estos edulcorantes son más saludables que el azúcar blanco refinado porque contienen más nutrientes y tienen un índice glucémico más bajo.
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