A partir de cierta edad, es importante reflexionar sobre las acciones cotidianas. Una de las más indoloras, como ducharse, podría estar atrofiando tu piel sin darte cuenta. ¿Qué pasaría si te dijéramos que después de los 65 no deberías ducharte todos los días? ¿Lo crees? Una sugerencia increíble, pero evaluada por expertos.
¿Por qué la piel cambia con la edad?
Un cuerpo que crece, una piel que se refina.
Con el tiempo, nuestra piel pierde algunas de sus propiedades naturales. El debilitamiento del colágeno, la elastina y el sebo, elementos que mantienen nuestra piel firme, flexible y protegida, debilita la barrera cutánea.
Piensa en la barrera cutánea como el escudo de un caballero: con los años, este escudo se vuelve más fino y frágil. Además, las agresiones externas como la contaminación, el frío, los productos químicos, etc., se abren paso con mayor facilidad. Y ducharse con demasiada frecuencia es un factor agravante improbable.
Demasiadas duchas, resecan mucho la piel.
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