El romero (Rosmarinus officinalis) es mucho más que una planta aromática de uso culinario. Sus hojas perennes, de intenso perfume, y sus pequeñas flores azuladas, violáceas o blancas, pueden convertir cualquier rincón del jardín o balcón en un espacio lleno de vida, color y fragancia. Sin embargo, aunque el romero es una planta resistente y adaptable, no siempre florece con facilidad. Para lograr una floración abundante, es fundamental comprender sus necesidades específicas de cultivo.
🌿 Luz, la clave del éxito
El factor más importante para que el romero florezca es la exposición solar directa. Esta planta mediterránea necesita al menos 6 horas de sol al día para desarrollarse plenamente. Si está en sombra parcial o en interiores con poca luz, crecerá lentamente y es poco probable que florezca. Colócala en un lugar cálido y bien iluminado, como un balcón soleado, una terraza o un jardín orientado al sur.
🌱 Suelo bien drenado y podas inteligentes
El romero no tolera el exceso de humedad en las raíces. Para estimular la floración, asegúrate de plantarlo en un suelo suelto, arenoso y con buen drenaje. Si lo cultivas en maceta, utiliza una mezcla especial para cactus o aromáticas y evita el riego excesivo: solo riega cuando la capa superficial de la tierra esté completamente seca.
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