Coge un balde y vierte en él diez litros de agua caliente. Asegúrate de que el agua esté lo suficientemente caliente como para tocarla.
Agrega un litro de vinagre de manzana y un puñado de sal al balde.
Revuelve para asegurarte de que la sal se disuelva por completo.
Mete los pies en el balde y mantenlos en el agua hasta que el agua comience a enfriarse.
Cuando hayas terminado el tratamiento, retira los pies y sécalos.
Ve a la cama, pero asegúrate de que tus pies permanezcan calientes toda la noche.
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