Al hacer un pequeño agujero, se permite que la bolsa de aire dentro del huevo escape mientras se cocina. Este pequeño ajuste marca una diferencia significativa al pelarlo. La clara tiende a pegarse a la cáscara debido al aire atrapado, lo que dificulta retirarla limpiamente. Sin embargo, al liberar la bolsa de aire, el huevo casi se desprende de la cáscara al pelarlo.
¿Te preguntas cómo crear ese pequeño agujero sin romper la cáscara? No necesitas herramientas especiales; basta con un alfiler o una chincheta. Sujeta el huevo con firmeza y perfora un pequeño agujero en el extremo ancho de la cáscara. Asegúrate de que el agujero sea lo suficientemente grande como para que salga el aire y así evitar dañar la estructura del huevo. ¡La estabilidad es clave!
Una vez perforada la cáscara, puedes preparar los huevos para cocinarlos. Añádelos a una cacerola con agua hirviendo y sigue las instrucciones habituales para preparar huevos duros. Al disiparse el aire durante la cocción, pelarlos es pan comido.
La belleza de este método reside en su simplicidad: no requiere experiencia ni equipo especial. Tanto si eres principiante como si eres un cocinero experimentado, cualquiera puede dominar esta técnica. Es la solución perfecta para las mañanas ajetreadas cuando quieres una comida o un refrigerio nutritivo.
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