Añade la sal, la pimienta, el ajo en polvo, el pimentón y el azúcar (si decides usarlo).
Agrega la nata fría y mezcla bien hasta que todo esté bien integrado y la masa tenga una consistencia homogénea.
Formar el salami:
Extiende un trozo de film plástico en una superficie plana. Coloca la mezcla de pollo en el centro y forma un rollo con las manos, asegurándote de que quede bien compactado.
Envuélvelo bien con el film plástico y asegúrate de apretar los extremos para que quede bien sellado.
Cocinar el salami:
Lleva el rollo de salami envuelto al congelador durante unas 2 horas para que tome forma.
Después, pon una olla grande con agua a hervir. Reduce el fuego a medio-bajo, coloca el salami de pollo en el agua (asegurándote de que esté completamente cubierto) y cocina durante unos 40-50 minutos, o hasta que el pollo esté completamente cocido.
Si prefieres una textura más firme, puedes cocerlo un poco más.
Dejar enfriar y servir:
Saca el salami de pollo del agua y déjalo enfriar completamente antes de cortarlo en rodajas finas.
Una vez frío, estará listo para servirse y disfrutar.
Consejos de servicio y almacenamiento
Este salami de pollo casero se puede almacenar en el refrigerador durante 5-7 días.
Es perfecto para preparar bocadillos, sándwiches o como parte de una ensalada.
Si quieres darle un toque aún más sabroso, puedes añadir hierbas frescas, como perejil o albahaca, a la mezcla de pollo.
Variantes
Si prefieres una versión sin nata, puedes sustituirla por un poco de caldo de pollo para mantener la jugosidad.
Puedes experimentar con especias como la mostaza en polvo o el orégano para darle un toque más personal.
FAQ
¿Se puede congelar el salami de pollo?
Sí, puedes congelar el salami de pollo. Asegúrate de envolverlo bien en film plástico y almacenarlo en una bolsa de congelación. Se puede conservar por hasta 3 meses.
¿Puedo usar pechugas de pollo en lugar de muslos?
Sí, aunque los muslos de pollo aportan más sabor y jugosidad. Si usas pechugas, el salami puede ser un poco más seco.
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