La Portulacaria afra es frecuentemente confundida con la Crassula ovata, otra suculenta de origen sudafricano. Sin embargo, las hojas de la Crassula son más gruesas, de mayor tamaño y su tallo rara vez es rojizo. Por el contrario, la Portulacaria muestra hojas más pequeñas y tallos claramente rojizos, siendo conocida en ocasiones como «jade enano».
Beneficios ecológicos, medicinales y alimenticios

Uno de los aspectos sobresalientes de la Portulacaria afra es su gran impacto positivo en el medio ambiente:
- Captura de carbono: Estudios han demostrado que esta especie es extremadamente eficiente en secuestrar dióxido de carbono, superando incluso a algunas especies de árboles tropicales. Una hectárea puede capturar hasta 15 toneladas de CO2 por año, contribuyendo notablemente a la lucha contra el cambio climático.
- Filtros de aire naturales: Debido a su denso follaje, en el hogar ayuda a filtrar el aire interior.
- Alimentación: Las hojas son comestibles, frescas y de sabor ligeramente ácido, a menudo utilizadas en ensaladas y como guarnición en la cocina sudafricana.
- Uso medicinal: Tradicionalmente, las hojas machacadas se emplean como calmante e hidratante para quemaduras menores.
- Restauración y reforestación: En África, la Portulacaria se emplea para restaurar suelos degradados, evitar la erosión y repoblar áreas áridas gracias a su tolerancia y rápido crecimiento.
¿Cómo es la flor de la Portulacaria afra?

Las flores son pequeñas, de unos 5-8 mm de diámetro, con cinco pétalos de color rosa pálido o malva, agrupadas en racimos terminales. Suelen aparecer sólo en ejemplares bien establecidos y con muchas horas de luz. En exteriores florecen principalmente a finales del verano o durante el otoño. Aunque la floración no es habitual en interiores o en ejemplares jóvenes, es un espectáculo ornamental cuando ocurre.
Para estimular la floración, es crucial aportar mucha luz solar y limitar ligeramente el riego durante el reposo vegetativo.
Cómo cultivar y cuidar la Portulacaria afra: Guía completa

La Portulacaria afra es una de las plantas más sencillas de cuidar. No obstante, para disfrutar de un ejemplar vigoroso y atractivo durante muchos años, conviene atender a ciertos detalles fundamentales:
1. Ubicación y exposición
- Exterior: Elige una ubicación a pleno sol o con luz muy intensa. En ambientes mediterráneos o subtropicales puede cultivarse sin problemas al aire libre durante todo el año.
- Interior: Coloca la planta cerca de una ventana orientada al sur o donde reciba luz intensa todo el día. Evita lugares sombríos o lejos de la ventana, ya que la falta de luz provocará crecimiento débil y caída de hojas.
- Protección frente a heladas: Aunque soporta hasta aproximadamente 0°C, lo ideal es resguardarla si se prevén temperaturas bajo cero.

2. Temperatura y humedad ambiental
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