“Tenía miedo”, admitió. “Miedo de tu reacción y de ver la decepción en tus ojos. Quería solucionar el problema antes de que tú también tuvieras que preocuparte por ello”. Nos sentamos a la mesa de la cocina y acordamos en silencio hablar de ello.
Una pareja teniendo una conversación seria | Fuente: Pexels
“¿Qué pasa con la niñera?”, Pregunté finalmente, necesitando saber más sobre ese día. “Ella estaba tan sorprendida como tú por todo el asunto. Ella fue muy comprensiva, dada la delicada posición en la que la pusimos”, explicó.
Asentí, procesando sus palabras, la ira se disipó lentamente. “Así que le debo una disculpa. Y… gracias por intentar que todo salga bien. Ojalá me lo hubieras dicho”. Me tendió la mano por encima de la mesa. “Lo sé… lo siento. A partir de ahora, no más secretos. Saldremos de esto juntos”.
Una pareja de la mano sobre una mesa | Fuente: Pexels
Lea más en la página siguiente
ADVERTISEMENT