Un corazón con problemas afecta el funcionamiento de todo el cuerpo. Además de la mala circulación sanguínea, la función renal también se deteriora: el cuerpo pierde capacidad para gestionar líquidos, lo que puede provocar micción nocturna frecuente. Si a esto le sumamos los desequilibrios hormonales que influyen en la retención de líquidos, tenemos este conocido círculo vicioso .
Y eso no es todo: el sueño fragmentado, a su vez, promueve trastornos metabólicos, aumenta el estrés oxidativo y mantiene la presión arterial inestable. En resumen, una simple ida al baño por la noche puede indicar mucho más que una vejiga hiperactiva.
Sal: un enemigo furtivo del corazón… y de tus noches
El estudio japonés señala otro factor clave: el consumo de sal. Los participantes consumieron un promedio de 10 gramos al día , el doble de la recomendación de la OMS. Un exceso que provoca retención de líquidos, lo que aumenta el volumen sanguíneo, eleva la presión arterial y sobrecarga los riñones. El resultado: la vejiga se activa.
Por lo tanto, reducir la ingesta de sodio es esencial. Algunos pasos sencillos: limitar los alimentos procesados excesivamente salados , probar la comida antes de añadir sal y usar hierbas aromáticas para realzar los platos.
¿Cuándo debes preocuparte?
Si se despierta una vez por noche, no se preocupe. Pero si se despierta más de dos veces por noche, especialmente si también experimenta fatiga, dificultad para respirar al hacer ejercicio o hinchazón de piernas, es hora de consultar con un profesional de la salud. Una simple evaluación puede ayudar a detectar un problema cardíaco emergente o un desequilibrio que deba corregirse.
El tratamiento implica una atención integral: adaptación de la dieta , ajuste de los tratamientos, buena higiene del sueño… y sobre todo, escuchar a tu cuerpo.
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