Paso 1: Mezclar los Ingredientes Secos
En un bol grande, combina la harina de maíz, el polvo de hornear y la sal. Mezcla bien con una cuchara o un batidor de mano para que los ingredientes se distribuyan de manera uniforme.
Si usas un tamiz, pásalos por él para asegurarte de que no haya grumos. Aunque no es obligatorio, este paso ayudará a conseguir una masa más suave.
Paso 2: Incorporar los Ingredientes Húmedos
Añade los huevos y la leche a la mezcla seca. Usa una espátula o una cuchara de madera para combinar todo hasta obtener una masa homogénea.
No te preocupes si al principio parece que la mezcla es demasiado líquida o densa. A medida que la trabajes, irá tomando la consistencia adecuada. Si notas que está demasiado espesa, agrega una cucharada más de leche.
Paso 3: Añadir el Queso y el Aceite
Incorpora el queso rallado y mezcla bien. Asegúrate de que el queso se distribuya por toda la masa, ya que esto le dará una textura más uniforme y un sabor intenso en cada bocado.
Si decides usar el aceite, agrégalo en este punto. No es obligatorio, pero ayuda a que el pan quede más esponjoso y con una corteza ligeramente crujiente.
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