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Secado gradual: usar toalla en pasos y secarse con calma.
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Vestimenta adecuada: pasar de la toalla a la ropa en un espacio cálido.
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Chequeos rutinarios:
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Control regular de la presión arterial, especialmente al cambiar de posición.
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Revisión de los pies para detectar resequedad o heridas.
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Revisar el baño periódicamente:
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Reemplazar instalaciones o alfombras desgastadas.
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Mantener una iluminación adecuada para evitar tropiezos.
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Técnicas de respiración relajante, que ayudan a estabilizar el ritmo cardíaco y la presión.
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Tener un plan de emergencia, como un procedimiento para actuar ante una caída o mareo repentino.
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