Cuando cuidamos con esmero a una persona mayor, deberíamos estar orgullosos. Sí, de hecho ayudar a una de estas personas en dificultad, sea familiar o no, no importa, no es sólo un gesto noble sino también una ayuda a la sociedad en su conjunto.
Una sobrina cuidó a su tía, que no era independiente, durante 20 años. Lo hizo con el corazón sin pedir nunca nada a cambio. Los dos pasaban mucho tiempo juntos durante el día y por eso la tía se había encariñado mucho con esta mujer que hacía todo lo que necesitaba.
La sobrina ayudaba a su tía, la ayudaba con sus quehaceres, cocinaba para ella y limpiaba la casa. En resumen, realmente hizo todo y este comportamiento no podía pasar desapercibido. Y de hecho, su tía, en un momento de su vida, decidió hacerle una donación de 500.000 euros.
“Recibirás mi herencia”: esto le dice la tía a su sobrina. En ese momento, pasó el tiempo y el estado de salud de la tía fue empeorando cada vez más hasta perder la vida. Por tanto, la sobrina estaba convencida de que recibiría los 500 mil prometidos por la mujer durante su vida.
Pasan los días, los meses también, pero ni la sombra de 500 mil euros. La sobrina descubrió así que su tía se había burlado de ella y que para ella no había herencia, ni un euro, nada de nada. Gran decepción para la sobrina que esperaba una gran suma.
Esta historia nos hace comprender que nuestro compromiso no siempre es recíproco y que las personas pueden ser muy exigentes. Lo cierto es que ayudar a una persona en dificultad es algo bueno y justo.
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