Cuando pensamos en alergias, solemos pensar en la primavera y el polen. Pero comer repollo, sobre todo encurtido o fermentado, también puede provocar reacciones inesperadas como picazón, ojos llorosos o goteo nasal.
Esto se debe a que la col contiene histamina, un compuesto natural que puede aparecer inesperadamente y causar estragos. Por lo tanto, si eres propenso a reacciones alérgicas o has sufrido hemorragias subconjuntivales (esas pequeñas manchas rojas en el ojo), es recomendable evitar la col.
4. Personas con problemas renales
¿Podría ser la col una trampa escondida en tu plato? Para tus riñones, sí. La col contiene ácido oxálico, que puede unirse al calcio, el hierro o el magnesio para formar cristales, también conocidos como los temidos cálculos renales.
Si padeces enfermedad renal o tienes antecedentes de cálculos renales, consulta con tu médico antes de probar la ensalada de col. Un truco útil para reducir el riesgo: corta la col en trozos pequeños y cocínala bien, como si fuera un guiso de invierno a fuego lento.
Una última palabra
El repollo es un verdadero regalo de la naturaleza, pero como todo lo bueno, tiene sus inconvenientes. Para algunos, la moderación o una preparación cuidadosa son clave para disfrutar de sus beneficios sin comprometer la salud.
Como siempre, el equilibrio y escuchar a tu cuerpo son esenciales. Así que, ¿listo para disfrutar de tu próximo plato de col con total tranquilidad?
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